miércoles, 16 de mayo de 2012

odas a la madre

Lucía no quería irse a dormir, -¡Mamá! Quiero seguir jugando- gritaba, pataleando y pegando su muñeca, Linda, en la mesa. -. Pero Lucí ya es hora que te vayas a dormir- replicaba su madre – Pero ¿como tú  puedes  quedarte más tarde?- pregunto la niña – -Porque yo soy mayor.- respondió la madre – Yo tengo 34 años y tú solo 6-. – ¡No me voy  a dormir!-  chilló Lucia, fuera de si. Pero su madre solo la levantó del suelo y la llevó a su cuarto aunque la niña seguía pataleando y pegándola. – A dormir- dijo firmemente – Yo necesito  cenar y tu necesitas dormir, te veo mañana- y dándole un beso en la frente se marchó, dejando la puerta semi-abierta tras ella-¡Te Odio!- grito la niña. Aunque Lucia no lo sabia, esas palabras hirieron muy fuerte a su mamá y esta se fue a su cuarto, cerró la puerta y respiro hondo, casi llorando –Solo estaba enojada-  se dijo secándose los ojos… En su cama, Lucia gritaba, pero de repente se calló, ¿ y si se escapaba? Su mamá siempre estaba diciendo que no haga esto y esto otro… Muy sigilosamente, Lucía se levantó y se puso una bata rosada, -¡Mmmm!, huele a fresa-, se dijo, supuso que su madre lo había lavado la noche anterior… Cuidadosamente guardo en su bolso de Hello Kitty su muñeca Linda, un paquete de galletas a medias que había escondido la noche anterior y un DVD de Barbie. Mirando por su puerta para ver que su mamá seguía en su cuarto, Lucia se precipito en el vestíbulo, abrió la puerta y salió. – Brrr, ¡Que frió!- exclamó, apretando la bata por su pequeño cuerpo, sacando a Linda de su bolso le dijo –Por fin podemos hacer lo que queremos – dijo con alegría, apretando la muñeca contra ella… Lo que la niña no sabia es que su madre estaba mirando por la ventana a su hija mientras esta desaparecía de vista por el camino -¡Que esta haciendo!- exclamo, pero después se tranquilizo  - Es una niña, no puede llegar lejos- y la mamá de Lucia también la siguió…  Lucía caminaba comiendo una galleta, sin darse cuenta, pasó la ultima casa de su barrió y se adentro más al camino que iba hacia la carretera principal, - No hay luz- dijo con voz temblorosa, mirando atrás nerviosamente, -Pero yo quiero escapar- dijo, y agarrando a Linda con más firmeza, siguió caminando.Pero poco a poco, Lucia iba perdiendo el valor mientras la noche se hacia más  oscura y fría, la única luz provenía de la Luna pero esta ya estaba por desaparecer detrás de una nube. Lucía empezó a gemi – Hace frío- se decía, pero siguió caminando. De repente, pensó que vio una sombra detrás de los árboles, después otra más, y otra. -¡Mama!- dejo escapar un grito, y rápidamente s tapo la boca, pero, súbitamente, se cubrió la luna por completamente.- ¡Mamá! Sálvame, ¡Perdón!- , eso era todo o que necesitaba la madre de Lucia, escondida entre los árboles, para salir.- Aquí estoy hija- dijo en voz clara y gentil, - ¡Mamá!- exclamó la niña, abalanzándose encima de ella,– Perdón, perdón, perdón. No volveré a decir eso ¡Te amo!- Yo también Lucí- susurro la madre – No llores, ponte este polo y vamos a casa-. La niña, ya muy cansada, se puso la chaqueta y obedientemente regresó a su casa de mano de su madre. Desde ese día, Lucia no volvió a gritar a su madre y hacia todo lo que ella decía de buena gana, porque, esa noche, Lucía comprendió cuan importantes eran la mamás.

Miska Lewis


Gracias

A todas las mamás,
que nos abrigan cuando tenemos frío,
que nos cuentan historias de hadas,
y nos llevan a pasear al río:
Gracias.

A las mamás
Que no solo dan su amor en regalos,
Sino en darnos besos y abrazos.

A las mamás que nos dieron el nombre,
Ya sea Laura, Rodrigo o Jorge
que si somos mujeres
nos hacen las trenzas,
y si hombres
nos hacen la cena.

A las mamás que no tienen dinero,
Pero cuidan a sus hijos con esmero,
Que su pelo es el consuelo
Y sus brazos su cuna,
Gracias.

Martina Huerta




Tus brazos siempre se abrían cuando quería un abrazo. Tu corazón comprendía cuando necesitaba una amiga. Tus ojos tiernos se endurecían cuando me hacía falta una lección. Tu fuerza y tu amor me guiaron, y me dieron alas para volar.

Madre es la mujer                          
que amamanta con cariño.
La que cuida de sus hijos
con amor y devoción.
La que aconseja con paciencia
y acaricia con ternura.
La que en sus abrazos arrulla
Y besa con dulzura.

Daniela Correa

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