Esa noche, la luna estaba más grande que nunca, era como si tratara de consolarme, ese mismo día había muerto mi madre, yo y mi hermana de 7 años tendríamos que pasar todo el resto de nuestras vidas con mi padre, a él solo yo lo conocía.
Mí mamá una semana antes de morir me dijo: “Violeta, tu padre es una persona muy misteriosa” no se a que se refería, como no se como es él, yo cuidare de mi hermana Alicia.
Ya estábamos en el avión, para ir a Italia, el país de mi papá. Yo y mi hermana no nos hablamos en todo el viaje, hasta que Alicia me pregunto:
-¿cuál es el avión para ir donde esta mamá?
-mamá ya no esta en este mundo- dije entre lagrimas.
-Entonces yo, cuando grande seré astronauta y viajare donde esta mamá.
Yo me puse a llorar, todo volvió a ser silencio.
En el aeropuerto mi hermana empezó a hablar “con mamá”, decía cosas como: “mamá, volamos por el cielo”,”cómprame un dulce mamá” o “ te quiero mamá”, pensé que podía ser solo por el shock de un día para otro perder a su mamá, así que la deje tranquila.
Llegamos a la casa de papá, entramos, ahí estaba mi papá. Usaba un pant
alón de buzo rojo y una camisa negra, me miró a los ojos, con su mirada capte, que no quería que hablara, me senté, el se acerco a Alicia, eso no me agrado, y le dijo:
-hola, ¿como estas?
-mamá dice que no hable con extraños
-es tu padre- dije yo. Alicia se paro y vino corriendo hacia mi, estaba asustada, le expliqué a mi padre que estaba así por el cambio, pero yo sabia que no era por eso.
A día siguiente, fui al colegio, tuve que dejar a mi hermana sola en casa, no sabía como se lo iba a tomar.
Estaba en clase de álgebra cuando, de a nada vi a mi hermana, llorando en el bosque junto a un árbol lleno de flores. Me paré y salí de a sala, lo hice todo casi inconscientemente, fui corriendo al bosque, sentí como si algo me siguiera, pero era tanta mi preocupación que no voltee para ver que era.
Cuando llegué, mi hermanita estaba llorando gritando que le devuelvan a mamá:
-¡ve a buscarla!- me grito
-¿a quién?
-a mamá, ¿que no vez que se la están llevando?
-hermanita, no hay nada ahí
-¡vamos Violeta no estoy de broma!
La tome en brazos y me la lleve a casa.
Le dije a papá que iba a dejar de ir al colegio para cuidar de Alicia. Hable con ella:
-Alicia tienes que entender que mamá se a ido, aun lugar del que no puede volver, ha muerto.
-No, mamá no a muerto, se la han llevado los brujos del anochecer.
Preferí no contarle a papá, le pregunté donde “se la llevaron” pensé que si la íbamos a “buscar” ella iba a estar mas tranquila, me llevó al muelle y señalo el bote mas viejo, sucio, y feo que había, subimos, estuvimos semanas navegando, nos alimentamos de peces y algas que encontrábamos, hasta que un día llegamos a una cueva o según mi hermana “un castillo encantado”.
Dentro de la cueva estaba lleno de cristales, seguimos caminando, seguimos y seguimos, yo sentía que habían pasado semanas pero revise la hora en mi reloj y solo habían pasado 2 horas, había algo raro en esa cueva.
Llegamos al final de la cueva había un gran cristal, mire adentro, no podía creerlo, Alicia tenía razón ahí estaba mi madre, de pronto se me vino a la cabeza la imagen de su muerte: Mi madre iba caminado por el bosque, y grito:-¡sal de ahí, no te acerques a mis niñas!- Salio un hombre, me concentre en su cara era mi padre. Estiro su mano, como si estuviera tratando de agarrar algo lejano, de pronto desde su mano sale un remolino, del cuerpo de mi mama sale un clon de ella y es llevado por el remolino y mi mama cae el suelo.
-La mujer que esta en la gema es su alma, si la queremos salvar, que romper el cristal, por la mitad exacta, si no mama morirá definitivamente –
-¡pero eso es imposible!
-no, con magia.
Por mi cabeza pasaban miles de dudas “¿se habrá vuelto loca? ¿le creo o no?¿será esto un sueño?” me había equivocado, lo que dijo mi hermana era real. De un grieta saco una gema, ya apenas la agarro tomo forma de palo y con un pequeño golpe de la varita la gema se partió en dos, mi madre Salio de ahí nos abrazó y juntas nos fuimos en un bote a la India, donde nadie nos conoce y mi padre no nos buscaría.
Martina Huerta
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